De todas las cosas que
pudimos ser
tú y yo
decidimos ser tiempo.
Pasear
las horas bailando con sueños
en
distintas almohadas.
Observar
los minuteros, feroces,
mientras
el mundo gira y gira
y
nosotros nos detenemos en el mismo segundo.
No
volver a vernos.
De
todas las cosas que pudimos ser
tú y yo
decidimos
ser espacio.
Y
a kilómetros entre praderas extensas
echarnos
de menos, en silencio.
Escondernos
entre colchones que multiplican
las
millas, translúcidas, entre tu casa y la mía.
No
volver a rozarnos.
De
entre todas las cosas que pudimos ser
tú
y yo
decidimos
ser una ecuación perfecta.
Perfecta,
pero jodida.