Yo soy yo y mis circunstancias.

viernes, 17 de octubre de 2014

La nuestra.

Hoy no has dejado de sonar en mi cabeza, como aquella tonta sinfonía que sin querer se te pega en los huesos y te araña lo más hondo. Tampoco han podido salir tus manos sobre mi mejilla, mi respiración desbocada, tus ojos y la duda. ¿Por qué la vida es tan puta?
Y me quemo. Juro por los dioses que me quemo. E intento cerrar los ojos, inspirar, y expirar tu rostro, pero no puedo. Estás ahí, estás en mí. Y me enredo en sacos rotos, y te busco en el pasado para poder encontrarte en el futuro. Porque al fin y al cabo, ya lo cantaba Zahara, jugamos a ser dos gatos que no se quieren dormir. Caminamos oliendo a tequila y vino barato, maullando enloquecidos como aquellos que van a morir de amor, que en el fondo es demasiado cierto. No nos importaba el mundo, ni sus historias, y en cambio se me partía el alma cada vez que te imaginaba dándome la espalda para no volver más. Y me pregunto, desvelada y triste, si el destino quiere que nos ahoguemos presos de nuestras propias culpas, si no pudo esperar, si no pudo darnos más tiempo.
¿Y ahora qué?
Al fin y al cabo, aquí
solo pasa el tiempo
(y demasiado rápido).

Ya lo decía la nuestra, hoy te he vuelto a recordar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario